5 maneras de practicar la honestidad en la vida

ser honesto en la vida
Foto por Timoteo diques

Las personas suelen cometer el error de esperar que los demás las entiendan sin expresar lo que sienten. Esto es comprensible porque ser honesto acerca de nuestros sentimientos no es algo fácil de hacer. Tendemos a eludir decir la verdad y, como resultado, comenzamos a tener dificultades para expresar nuestras emociones e intenciones. Hasta cierto punto, incluso esperamos que la otra persona lea nuestra mente y, a veces, incluso nos enfadamos cuando no lo hacen.

Los problemas de comunicación pueden generar aún más problemas en nuestras relaciones. Cuando esperamos ser entendidos sin decir expresamente lo que tenemos en mente, nos decepcionamos. Debido a que fallamos en decir algo, recurriremos a evitar el tema. Podemos volvernos distantes, fingiendo que no pasa nada cuando algo sí. Cuando casos como este se acumulan, nos agobia demasiado la carga que llevamos solos. Se volverá frustrante, y cuando lo haga, terminaremos siendo demasiado emocionales para explicar todo, cuando podríamos haber dicho todo con calma al principio.

No entraremos en los porqués de este comportamiento. En cambio, veremos cómo podemos cambiarlo. Hay valor en la honestidad. Solo vea cuántos adagios se han dicho y escrito al respecto. Cuando somos honestos, tenemos el control de la situación y de nuestras emociones. Esto resultará en una mejor comunicación y mejores relaciones.

Aquí hay algunas maneras de practicar la honestidad en la vida:

1. Sé sincero contigo mismo.
Antes incluso de tratar de ser más honestos con otras personas, primero debemos practicar ser sinceros con nosotros mismos. Tiene razón cuando la gente dice que nadie te conoce mejor que tú mismo. Entonces, da un paso atrás y examina tus emociones e intenciones. ¿Qué sientes realmente? ¿Qué quieres de una conversación? ¿Hay algo que le gustaría que la otra persona supiera?

Estas preguntas son geniales para entender por qué sentimos lo que sentimos. Es muy importante hacernos estas preguntas para reflexionar sobre lo que está pasando en nuestras vidas. Siendo sinceros con nosotros mismos, sabremos lo que se debe decir y a lo que se debe prestar atención.

2. Entiende qué es lo que te hace querer mentir.
Cuando mentimos a los demás, no es porque nuestra intención sea traicionarlos o herirlos. La mayoría de las veces, es porque creemos que es la mejor manera de evitar problemas y discusiones. Lo complicado de esto es que la mentira tiende a provocar otra mentira. Tu mentira piadosa se convertirá en una mentira aún mayor, y realmente no quieres que eso suceda. Lo mismo puede decirse de ocultar verdades o mentir por omisión.

Lo que debe hacer es comprender por qué miente en primer lugar y evaluar si tiene razón al pensar que ese es el caso. Tenemos que eliminar nuestras suposiciones de que las personas serán más felices cuando se les mienta. Si te pones en el lugar de la otra persona, sabrás que preferirá que le digan la verdad y que la lastimen, a que traicionen su confianza.

3. Sé tú mismo.
Ahora que comprende sus intenciones y la verdad detrás de sus mentiras, debe comenzar a reconocer quién es realmente. Esto puede ser una píldora amarga de tragar, pero debes admitir que en el proceso de crear tu red de mentiras, también has desarrollado comportamientos agradables para las personas. La mayoría de las veces, esto es a expensas de revelar tu personalidad genuina. Ajustamos la forma en que interactuamos con las personas para permitir que las mentiras encajen, por lo que terminamos atrapados en tener que seguir actuando.

Si te acabas de dar cuenta de que has estado haciendo esto sin querer, es hora de que te preguntes: “¿Es esto realmente lo que quiero ser?” Claro, puedes seguir usando la nueva personalidad que inevitablemente hiciste, pero ¿te sientes lo suficientemente cómodo para decir que estás siendo quien eres? Como dijimos en el n. ° 1, es difícil ser honesto cuando no somos fieles a nosotros mismos. No hay nada más hermoso que una persona que ha aceptado por completo quién es, con defectos y todo.

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4. Reconoce tus errores.
¿Sabes cómo a veces atrapamos a los niños mintiendo sobre romper el vidrio o perder sus juguetes? Parece que algunos de nosotros realmente no hemos superado nuestra tendencia a ocultar nuestros errores. La razón detrás de esto puede ser una combinación de factores, como tener que enfrentar castigos severos por errores menores. Es comprensible, pero recuerda que siempre llegará un momento en que este comportamiento ya no se podrá tolerar. Entonces, reconócelo. Desarrolla una actitud de compensar tus errores, en lugar de ocultarlos.

Recuerda que no puedes cambiar un comportamiento profundamente arraigado de la noche a la mañana. Si alguna vez te caes del vagón, elige ser amable contigo mismo. Acepta que cometiste un error y promete no volver a cometerlo.

5. Tenga tacto.
Alguien dijo una vez: “La honestidad sin tacto es crueldad”. La mayoría de las veces, lastimamos a otros con la verdad porque lo decimos de manera incorrecta. Por eso es importante el tacto; es por eso que necesitamos pensar bien nuestras palabras. Pregúntese si las palabras que elige son sensibles, precisas y se pueden decir desde un lugar de amor. Siempre puedes tener razón en lo que dices, pero estar equivocado en cómo lo dices. Así que piénselo dos veces, tal vez incluso tres veces antes de decirle a la persona una verdad arriesgada.

La honestidad tiene sus consecuencias, pero siempre es mejor errar por el lado de la bondad. Sea compasivo, en lugar de acusar. Sé amable, pero también prepárate para aceptar su reacción.

Aprender a comunicarse honestamente comienza con borrar la noción de que solo lastimaremos a las personas con la verdad. Una vez que haya desarrollado esta actitud, seremos capaces de comunicarnos directamente y actuar con honestidad en nuestro día a día. Comenzaremos a decir la verdad con más confianza, sabiendo que podemos decir cosas que deben decirse a las personas que importan.

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Riza Camille Talan

Riza es escritora de contenido de día y cocinera de noche. Graduada en Literatura, ha escrito textos publicitarios y guiones comerciales para clientes en las industrias de educación, restaurantes y hotelería, entre otras. Fuera del trabajo, le gusta leer, ver Netflix y cocinar.

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